Un profesor de historia de enseñanza media le encomienda a sus alumnos la tarea de realizar un trabajo sobre la Guerra del Pacifico. Uno de sus alumnos que tenia acceso a Internet, fue a buscar información al conocido buscador on line ¨Google.com¨. Llegado el día de la entrega, el profesor revisa el trabajo de dicho alumno y se encuentra con que el trabajo estaba referido a Pearl Harbour, bombardeo donde EEUU ingresa a la Segunda Guerra Mundial. No entendiendo la relación el profesor ingresa al mismo buscador. Ahí se percata que este arrojaba primeramente sitios referidos a Pearl Harbour cuando alguien buscaba la palabra Guerra del Pacifico. La respuesta estaba clara, su alumno habia realizado el tradicional “copiar y pegar”, sin haber leido nada del texto y habia entregado la misma copia al profesor como un trabajo realizado por él.

Así me comentaba un profesor indignado con la tecnológia. Este preferia que la tecnológia fuese aplicado a otras areas del quehacer social, pero no tocase la educación. Rapidamente intente reencantarlo con el nuevo mundo.

La tecnológia no reemplaza al profesor. La dignidad de este toma mayor sentido en este nuevo escenario. Desde el paradigma antiguo los profesores debian ser eruditos y sabelo-todo. Entendiendo que la información era un bien escazo y que la educación era la oportunidad de conocer lo que otros desconocen. El profesor era el que tenia todos las respuestas y la última palabra. Pero hoy la información es, a diferencia de siglos pasados, un bien masivo y accesible. Internet entrega infititamente más respuesta que cualquier profesor, hasta el más entendido.

Fue en este contexto que le plantee a este profesor indignado con la tecnológia, que la información no es sinonimo de educación. El sentido de la educación no se agota con la obtención de datos y repeticiones. Los profesores no estan solamente para dar información, estan para educar. En el primer proposito, los profesores, tienen la gran competencia que significa Internet. Pero en el educar esta lo constitutivo de un profesor del siglo XXI. Ser un guia entre tanto conocimiento disponible. Ser un mentor que ayude a sus alumnos a distinguir lo importante de lo trivial.

Nuestra educación necesita de profesores que entiendan su nuevo rol en el siglo XXI. Que esten abiertos a las nuevas tecnológias, que les faciliten el trabajo y les abran mundos a sus alumnos. Pero que esto no signifique descuido de su principal rol formador, no solo en contenidos, sino en la vida.