No está de más recordar que las zonas del país donde existen pueblos originarios están marcadas por una enorme riqueza cultural. Aunque muchos de nosotros nos parece transparente que en Arica así sea, no deja de ser interesante indagar más en las comunidades que rescatan y cultivan tradiciones étnicas.

En la época de verano es donde las agrupaciones o comparsas se organizan y reúnen a las familias que cada año participan en los carnavales nortinos. En este caso, como equipo de El Morrocotudo, hemos observado desde cerca la preparación que cada una de estas agrupaciones tienen para presentarse a los carnavales. En su mayoría agrupaciones sobre 100 personas –incluso algunas con más de 300- que entre bailarines, músicos, amigos y familiares ponen su dedicación en el rescate a sus tradiciones.

En las innumerables conversas con sus dirigentes y miembros, hemos podido constatar un fenómeno de renovación en el folklore local: “hace 10 años éramos solamente gente adulta la que bailaba, ahora miren, somos 50/50”, nos comenta un bailarín. Hoy los jóvenes con descendencia aymara no se avergüenzan de sus raíces y parecen los más entusiastas bailando por las calles de Arica. La participación de las nuevas generaciones agolpan los lugares de ensayo, llenan las calles y además levantan sus ñustas con alegría.

Cada vez que hemos entrevistado a una de las bellas ñustas locales, se esmeran en recordarnos que es un orgullo para ella representar sus comunidades, cultivar sus raíces y encarnar aquellas tradiciones. Cuando son consultadas por la relación con los ancianos o adultos mayores de sus respectivas agrupaciones no dudan en destacar el espacio de dialogo y reciprocidad que existe con aquellos que aprendieron estas tradiciones de sus padres y abuelos, y que hoy traspasan con gran generosidad a las nuevas generaciones.

Para nosotros es un placer poder constatar "morrocotudamente", la reanimación que experimenta la cultura aymara, y además el interés que despierta en la juventud. Sumado a esto, podemos observar la gran organización social que existe detrás de los bailes y la música. Cientos de familias son las que alistan cada verano para dotar de cultura nuestras calles. Entrenamiento previo y trabajo en equipo bajo un espíritu de reciprocidad son los valores que visten estas celebraciones.

Celebramos y felicitamos esta juventud orgullosa de lo suyo, y que es capaz de compartirlo con los demás habitantes de Arica. En lo que respecta a nuestro rol como medio de comunicación, seguiremos firme junto quienes enriquecen la realidad local y merecen un espacio virtual para mostrarlo el mundo.

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