Quisiera comentarles parte de la conversación donde le preguntamos sobre sus aspiraciones futuras de participación en la política partidista. Ella, como era de esperar, nos dijo que sus aspiraciones eran mucho más amplias que transformar la educación, también lo quería hacer con la sociedad. En ese sentido sus aspiraciones son políticas, pero lamentablemente no deseaba participar en ninguno de los partidos hoy existentes.
María Jesús compartió con nosotros que no detesta los partidos políticos como orgánicas, de hecho nos confeso que desearía participar en la formación de un nuevo partido. Vemos aquí un elemento de reconocimiento de estos en los desafíos democráticos de una sociedad. Pero por otro lado nos comento que con la actual situación que tienen estos, ella prefiere participar y organizar desde otra vereda que le diera más espacio.
Veo aquí una importante oportunidad para la renovación de la política: una interpretación que no corresponde a esa visión anti-sistémica y anti-partidista. Sino por el contrario corresponde a una visión que valora el rol democrático de los partidos pero que sostiene que hoy no cumplen con su rol de importancia -canalizadores de demandas- en una democracia representativa.
Hay una fuerte aspiración de participación política no convencional. Pero esto tiene un grave problema de futuro, esta política no reemplaza a los partidos políticos ni entra a competir en el plano del poder institucional, sino que suele articularse en el marco de la sociedad civil. Creo que para que estas aspiraciones políticas no queden desde la marginalidad o el constante odio hacia los partidos políticos, es necesario que en algún momento entren a la pelear en la cancha con los tradicionales partidos políticos. Ahí es importante que no exista la odiosidad contra los PP como figuras políticas, por el contrario si que exista con la manera que estos funcionan actualmente.
En resumen, la pelea de la participación política no convencional no es contra “los partidos políticos”, es contra “estos partidos políticos”.
Necesitamos que los jóvenes nos interesemos en la política, de lo contrario no hay un futuro prometedor para Chile.
Basta con que algún partidos político con relativo éxito se cache esta oportunidad para que cambie el panorama de la adhesión política. Quizás como el movimiento SURda en las universidades chilenas que se ha extendido como pan caliente, y que en las últimas elecciones de la FECh ganó la presidencia en la lista de Izquierda Amplia.
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