Ayer junto a nuestra corresponsal Claudia Ramos, nos coordinamos en Santiago para cubrir la muerte de Augusto Pinochet. El equipo Morrocotudo en Arica ya se encontraba trabajando en el minuto a minuto desde el diario. Fue así como Claudia Ramos se fue al Palacio de La Moneda para seguir desde dentro las declaraciones del Ministro Lagos Weber. Una vez que Claudia se encontraba instalada en la sala de prensa de La Moneda, partí a Plaza Italia donde se encontraba la manifestación de celebración más grande de la capital.

Las calles estaban cortadas, me costo llegar al punto central de la manifestación. Se notaba la espontaneidad. Los infaltables vendedores de banderas chilenas y de los simbolismos de izquierda, las familias que descorchaban champañas, los bocinazos de los autos y las manos saludándose entre la gente. Antes de llegar a Plaza Italia echo un vistazo a la sede del Partido Comunista que se encuentra a una cuadra de la famosa plaza. Al exterior se nota mucho alboroto. Improvisan un pequeño escenario con bandas y un podium para discursear.

Una vez en la Plaza intento buscar el centro o punto de atención de la manifestación, pero no lo hay. Muchos grupos distintos de personas tenían su propia “fiesta”. Algunos bailaban, otros saltaban, otros tomaban cerveza y champaña. Me dicen que se encuentra en el lugar la periodista Pamela Jiles, lamentablemente no pude encontrarla entre tanta gente.

Espontáneamente un mar de manifestantes comienza a bajar por la Alameda. Desde Plaza Italia en dirección a La Moneda, donde se encontraba otro gran grupo de manifestantes. Les seguí en el largo camino. En la travesía me encontré con el escritor Pedro Lemebel, quien se encontraba “en otra” y no quiso dar entrevistas.

Finalmente llegamos a las afueras del Palacio de La Moneda. En este lugar nos esperaban otros miles de manifestantes. Todos exigían a la Presidenta Bachelet –de manera desordenada- que el Estado no rindiera ningún tipo de honores al dictador chileno. La Moneda estaba fuertemente resguardada por efectivos policiales para mantener la calma en el lugar. La masa de gente que venia por la Alameda desde Plaza Italia no tenia termino en el horizonte. Era imposible dar una estimación de la cantidad de personas que había en el lugar.

Diviso a la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Entre medio de abrazos y personas que se acercaban a saludarla, logro conversar con ella y entrevistar. “Estamos aquí para decirle a Pinochet que no queremos más dictador. Esta es mejor demostración del pueblo chileno, este es el mejor homenaje a las victimas. La Presidenta cumplió su palabra empeñada cuando era candidata y el Estado no rendirá honores a este dictador”.

Todo estaba muy ordenado en un ambiente de celebración para lo manifestantes contrario al general Pinochet. De pronto y de la nada comienzan a escucharse gritos desde la esquina Morande con Alameda. Un chorro de agua vuela por los aires, los Carabineros habían iniciado el “ataque” del famoso “guanaco”. Se escuchan pifias y la gente comienza a levantar los brazos en señal de tranquilidad, al parecer las fuerzas especiales no comprender el mensaje y familias enteras, abuelitos, jóvenes y niños se ven invadidos por el pánico.

No me lo puedo explicar: de la nada y seguramente frente a una pequeña provocación a Carabineros que no puede percatar, estos intentan disolver a miles y miles de personas que pacíficamente se encontraban fuera del palacio de Gobierno. El chorro producía que la gente se desplegará y luego regresará al lugar de manera pacifica. Escuche a una señora que gritaba “no se vayan, hay que quedarse firme sin violencia. No estamos haciendo nada malo”. Por supuesto no faltaban los que se sintieron “provocados” o aprovecharon el pánico para enfrentarse a los policías, pero la gran mayoría –doy testimonio de eso- eran personas comunes y corrientes que no estaban ahí para pelear.

Finalmente, luego de correr y arrancar, pude tomar estos breves vídeos que me costaron más de una lágrima por las bombas lacrimógenas.

Además les dejo algunas fotos que pude captar en medio del alboroto generalizado.