"El asunto real tiene más que ver con la credibilidad de Francia y con su capacidad para seguir siendo una fuerza motriz en Europa. Recientemente, un periodista dijo que el papel especial de Francia dentro de Europa se debía a su “centralidad”, es decir, a que en proporciones iguales, los franceses están abiertos al mundo y apegados a su nación. También participan con éxito en la economía de mercado mientras que buscan preservar un modelo social igualitario."
"El voto negativo manchó esta imagen de la Francia equilibrada. En efecto, los mismos franceses son los primeros que lamentan su situación sombría y han inventado un nuevo concepto –“la déclinologie”- para describir la pérdida de confianza en sí mismos."
"Además, el voto negativo le ha conferido nueva legitimidad al euroescepticismo en otros Estados miembros. Ciertamente los franceses no causaron el surgimiento del populismo en Europa; el nacionalismo está profundamente arraigado en la historia de Europa y tiene muchas causas. Pero el resultado del referéndum francés alimentó los temores de otros gobiernos europeos de que cualquier propuesta nueva que pudieran presentar para relanzar la Constitución de la UE fracasaría ante la oposición interna y la de toda Europa."
"Pero reducir las aspiraciones europeas a los objetivos de la Realpolitik no es una respuesta a la crisis actual. Los europeos tienen que reconocer que la fuerza está en la unidad y que la integración europea no puede garantizarse sin un marco constitucional común que promueva una identidad común. La crisis actual no podrá superarse hasta que pensemos en términos de la soberanía europea en lugar de inquietarnos por los riesgos de la soberanía nacional."
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